Mi experiencia con

La Rata Aprueba: Protectores De Oídos Eargasm Earplugs

Ir a conciertos es una experiencia emocionante pero que también puede resultar peligrosa para nuestra audición. Si buscas protegerte y evitar vivir el resto de tus días con un pitido en los oídos, acá te tenemos una buena opción.


Por Sergio L

Compartir


Publicidad
Al abrir la publicidad, saldrás de Descuentos Rata
Publicidad

Junto a la relajación de las medidas sanitarias, el año pasado vimos la vuelta de los eventos masivos, incluyendo conciertos de todo tipo. Y aprovechando que Rata se rajó con unas entradas, aproveché de probar unos protectores de oído, para contarle a las ratitas si vale la pena o es mejor resignarse a la sordera prematura.

 

¿Y yo para qué quiero esto, Comparini?

Hace tres años fui a mi primer concierto grande (soy de región y no había plata…), y quedé con un pitido en los oídos que duró el resto de la semana. La incomodidad se hizo peor cuando leí que, en la mayoría de los casos, escuchar ese pitido por ruidos fuertes significa que sufriste una pérdida de audición irreversible. Con el trauma recién creado y amplificado -como el concierto al que fui-, me puse a buscar soluciones que no maten la experiencia, porque tampoco era la idea dejar de disfrutar los shows, o dejar de tocar pasto con tal de cuidar mis orejitas.

Mi primer acercamiento fueron los típicos protectores de oídos que se pueden pillar en una ferretería cualquiera. No pillé los míos, pero son más o menos así:

Siendo completamente sincero, cumplen con su objetivo: bajan considerablemente el volumen de lo que uno está escuchando, quizás demasiado considerable. Pero se pueden pillar como a dos lucas en MercadoLibre (y con envío al otro día incluso), así que son una buena opción para quienes los necesitan en su trabajo. Para escuchar música, eso sí, yo diría que ni hablar.

Cuando los probé en su momento me los tuve que quitar en la mitad del concierto. Escuchaba todo demasiado bajo y “sucio”, como si estuviera escuchando la música bajo el agua, bajo tierra o algo así. Por suerte, en esa ocasión los músicos eran tatitas y el público estaba obligado a portarse bien, así que no tuve problemas después 👍.

Luego de un par de meses, vino la pandemia y con eso, se pausó todo por años. Hasta el año pasado no volví ni a pensar en cuándo ni cómo se iban a retomar los eventos, y mi trauma auditivo estuvo pausado y dándole espacio a otras preocupaciones. Cuando me atreví a comprar entradas para un concierto, decidí al tiro que quería probar algo que me protegiera, pero con lo que no sintiera que me estaba perdiendo algo. El FOMO que le dicen los lolos.

Después de investigar por semanas (No es broma, siempre busco bien antes de comprar algo) en cuanto foro de internet e hilo de Reddit que pillé. Decidí comprar los Eargasm Earplugs. Prometen bajar el volumen pero sin distorsionar el sonido y todas las experiencias que leí decían que cumplían. En Amazon salen como 30 lucas, y agregando algo más al carro, me salió con envío gratis. No son lo más barato del mundo, pero con ahorrarme unas dos visitas al otorrino y una vida con tinnitus, creo que se pagan solos.

 

Primeras y segundas pruebas

Apenas llegaron los probé en casa poniéndolos en mis oídos con unos cascos encima. La primera vez se escuchaban pésimo pero era porque tenían al revés el filtro de atenuación. No sé si esto sea normal, pero recomiendo revisar antes de usarlos en serio, no vaya a ser que los estrenen en pleno festival y crean que no funcionan. La diferencia de verdad es gigante. No son nada de molestos, al contrario, al ser de silicona son super flexibles y cómodos, los he usado por 8 horas y he terminado con mi audición y oído intactos, sin dolor o molestia alguna.

El momento de estrenarlos llegó con el Primavera Sound, siendo la primera prueba durante el Road to Primavera.

La foto no tiene que ver con el producto, pero quería sacar pica porque quedé re adelante.

Los protectores funcionan súper bien.  No diré que no hay diferencias a estar ahí sin usarlos, porque el sonido se atenúa bastante. Pero a ratos me los saqué, y la principal diferencia era el volumen. No sentí en ningún momento que el cambio era mucho como para arruinar la experiencia. Se adaptan muy bien a la forma del oído, en los eventos a los que fui el público se movió harto y no tuve miedo de que se cayeran y se perdieran para siempre. Tampoco tuve ningún pitido después de llegar a la casa, y eso es lo que más me importaba. En conclusión, creo que cualquier ratita que disfrute de ir a conciertos, y que quiera llegar a los cuarenta y más con la audición intacta debería probarlos.